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El abrigo con cuello de terciopelo gris.

By 7:16 , , ,


Esta misma mañana en la puerta del cole ví a una niñita que apenas tendría 4 años mostrando a su madre orgullosa lo bien que se había abrochado el abrigo.
La escena fue de una increíble ternura a mis ojos. El abrigo iba abrochado con un botón que no le correspondía, absolutamente "cojo", una punta en Pinto y otra en Valdemoro, pero la niña lo ensañaba orgullosa con una sonrisa de oreja a oreja y decía a su madre que ya era mayor...






Para muchos, esta escena, habría pasado desapercibida, pero no para mí.

A mi mente volvió el episodio vivido en carne propia cuándo sólo tenía 3 años. La escena, bien distinta.
Una monja cruel y despiadada de mi colegio en Pontevedra, con artes de enseñanza antiguas, me castigó por no saber abrocharme el abrigo...

Mi abriguito de paño gris con cuello de terciopelo y doble botonadura, quizás no era el más adecuado para llevar al cole, ni el más práctico, pero sí el más bonito y el que mi madre me ponía y abrochaba con tanto cariño y dulzura cada mañana.





Mi hermano acababa de nacer y yo, con apenas 3 años, me sentía la princesa destronada. 
Mamá nunca me enseñó a abrochar ese abrigo ni ningún otro, porque seguramente no lo creyó necesario...
Y aquel día, esa horrible señora, consideró que el no saber hacerlo era motivo suficiente para someterme a un castigo tan cruel.
Me ridiculizó delante de las demás niñas, que veían la escena con sus abrigos puestos y supongo que abrochados, mirando con cara de susto, sentadas en el círculo pintado en el suelo de la clase.
Recuerdo perfectamente el sabor de las lágrimas que rodaban sin descanso por mis mejillas. Recuerdo la cara pálida de la monja cruel enmarcada por la toca negra y el hábito negro que rozaba sus pies. Cuándo se me acercaba, el olor a naftalina me atemorizaba todavía más. 
Aquellos ojos incisivos que exponían "mi crimen" ante mis compañeras sin piedad de ningún tipo.





Sus amenazadoras palabras que recuerdo como si las hubiese escuchado hace 10 minutos: 
- Hasta que te abroches el abrigo no irás a tu casa. 
Y como con eso no tuvo bastante, obligó a mi mejor amiguita, Judith, a levantarse y tocar el pandero hasta que yo dejase de llorar.
La pobre Judith me miraba cabizbaja sin poder hacer otra cosa y daba golpes al pandero con sus pequeñas manitos, mientras las demás niñas observaban atemorizadas la escena en absoluto silencio.




Finalmente conseguí abrocharme algunos botones del abrigo de paño con cuello de terciopelo gris. Sí, ese de doble botonadura que mamá me ponía para ir al cole.
Me lo abroché mal, pero lo conseguí, entre llantos y sintiendo la primera humillación de mi corta vida de 3 años.
Pude montarme en el autobús escolar que me llevaba de vuelta a casa y recuerdo todavía la cara de mi madre cuándo me vio bajar con el abrigo "cojo" y la cara congestionada por el llanto.





Era otra época.
La época en la que se llamaba por teléfono a los padres si se observaba que un niño empezaba a dar síntomas de ser zurdo, para comunicárselo y corregirlo, seguramente con severos castigos.
La época de "la letra con sangre entra".
La época en que se pegaba con la regla en las manos si se te olvidaba el cuaderno.
La época en la que el "bullying" se llamaba "cosas de niños".
La época en la que se rezaba el rosario antes de comer y los cachetes como método de aprendizaje estaban al orden del día.
Se trataba a los profesores de usted y eran "los reyes del mambo". Dentro del aula hacían y deshacían a su antojo.
Las técnicas y métodos pedagógicos nada tenían que ver con los de ahora, en los que no se puede corregir a un niño ni llamarle la atención porque poco menos que se le traumatiza...




¡Cómo hemos cambiado!!!
En muchas cosas para bien, por supuesto, pero en otras muchas para mal ( o menos bien ).
Nunca estaré de acuerdo en que un alumno falte al respeto a su profesor y no mantenga cierto código de respeto, el normal que le va a servir para el resto de su vida en su relación con los demás.
Nunca aprobaré al maestro que humilla al alumno. En la actualidad, por suerte, hay cauces para que estas cosas se hagan públicas y aquel que emplea métodos de enseñanza poco ortodoxos o aprovecha su posición de superioridad para humillar y ridiculizar, sea retirado de su puesto.





Las personas somos producto de nuestra genética y de las experiencias vividas en carne propia, que van forjando nuestra personalidad y nos van mostrando el camino, para unos más recto, para otros con más curvas.
De aquella humillación, de aquel terrible castigo para una niña tan pequeña y tan tímida como yo, siempre hay que sacar la parte positiva.





Y lo positivo fue...
Que esa humillación pública fue el primer peldaño de una larga escalera que conseguiría convertirme una mujer que no conoce la vergüenza, en el mejor sentido de la palabra.
Nunca he dejado de hacer algo por vergüenza o miedo escénico, jamás.
La vida enseña a una niña extremadamente tímida a buscarse sus recursos, necesidad obliga.
Y lo más positivo de todo fue...





Que mamá me enseño a abrochar mis abrigos y nunca, nunca más volví a llevar al colegio mi precioso abrigo de paño con cuello de terciopelo gris.

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1 comentarios

  1. Buffff, si que tienes razón si, como ha cambiado todo, algunas cosas para mejor, otras desafortunadamente para peor. Se podía pretender que una niña de 3 años supiera hacerlo todo, sin siquiera preguntarle la primera vez si sabía o no y enseñarle como hacerlo? en aquellos años sí. Yo soy de la opinión que un niño de 3 años no está aún para enseñarle de aquel modo de con sangre la letra... está en edad de imitar (enseñale con el ejemplo pues, aprovecha que es como una esponja que quiere saber mas) y jugar, pues anda que con juegos no aprenden ahora pocas cosas y es tan bonito :D
    Por otra parte hemos llegado al extremo opuesto también en los profesores y eso también es triste, ni siquiera le pueden decir a un niño eso así no lo hagas? han de hacer lo que los niños quieren, intenta enseñarles unos valores que les van a servir para toda la vida, de forma amable, que no creo en los métodos de aquella época tampoco, y que pasa? se te puede tirar la mitad de su familia encima.
    Que malos son los dos extremos, porque no nos habremos quedado en un término medio? habrá solución aún??
    Besote!!!!!

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