Hacer las paces.
Hace tiempo que conseguà hacer las paces con ese lugar que arañaba mi piel por su ausencia.
Guardar en mi archivador todos aquellos recuerdos sin rencores, reproches ni acritud.
Comprender que nadie tuvo la culpa del devenir de los hechos.
Lo que pasó, pasó y nadie pudo evitarlo.
Dejar de pedir explicaciones y nunca obtener respuestas.
CuƔndo se fue, quise romperlo todo, echar a correr, liberar mi rabia acumulada y pelearme hasta con las flores que acariciaba el viento.
Me convertĆ en otra persona, distinta a la que siempre fui.
Mis ojos transparentaban una mente atormentada.
PerdĆ mis valores, mi capacidad de entrega, mi arte para ser feliz con muy poco.
Duro y con tiempo, a solas conmigo misma...
Mis ojos color miel ya no transparentan rencor.
ComprendĆ que no tengo tiempo para hacer del pasado mi presente.
Me despojƩ de prejuicios, miedos y tristezas.
QuizĆ”s por ello no me importa lo que nadie piense, quizĆ”s maƱana ya no estarĆ© aquĆ.
Que cada uno piense lo que le apetezca, juzgue y haga juicios de valor segĆŗn su conciencia. Me da lo mismo.
Yo vivo el hoy y hago mi ley sin dañar al de al lado, siguiendo los dictados de mi piel y mi sonrisa únicamente.
ConseguĆ volver a disfrutar del sol, del mar, del paseo, de los Ć”rboles... Sin que cada paso que diese me recordase su ausencia y araƱase mis heridas, volviendo a revivir una y otra vez aquellos momentos en los que todo lo que tenĆa se fue, no poco a poco, dosificado, sino en el mismo barco.
Hoy soy dueƱa de mi vida y de mis sentimientos.
Nadie sabe, sólo yo, lo que me ha costado recoger del suelo los trocitos desperdigados y recomponer mi alma de "Azucarillo ".
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